Construimos un gran trozo de queso y lo colocamos en el centro del escenario, lleno de agujeros. De un agujero sale una rata de grandes bigotes. De repente, aparece otra rata de grandes orejas por otro de los agujeros del queso. Este es el espacio donde se esconden las ratas y da juego a que salgan por diferentes sitios.
También proyectamos diferentes dibujos del pueblo: la plaza, el ayuntamiento, el rio, … La escenografía acompaña a los niños y niñas durante la obra y ayuda a ambientar la obra.
Las ratas son unos personajes muy divertidos, y las hay de todos tipos: La rata vieja, las ratas presumidas, las
“tiquismiquis”, la Listilla, … Ellas bailan y cantan y mantienen un toque de humor con sus comentarios.
Los personajes del pueblo como el panadero/a, o el pescadero/a, dan un gran margen a poder desdoblar y repartir más el texto entre niños y niñas. Ellos también participan de los bailes que se realizan junto con el Alcalde y el Flautista
A partir de bases musicales muy conocidas, creamos nuevas letras y las adaptamos al cuento. Por ejemplo «A viajar»: «A viajar, a viajar…y lo haremos sin parar, y sin pagar de «estranquis», interviene música de conga, de moda. Es un cuento que os permitirá, incluso, añadir algún tema a vuestro gusto.
El Flautista, es un personaje mágico, pero en este caso también tiene un aire «rockero» y hasta le escribimos una canción, que le pega muy bien y que todos disfrutamos muchísimo cantándola.
La historia acaba muy bien. «Amigos para siempre seremos, y ratas, niños y ciudadanos juntos conviviremos».
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